El Blog de Emilio Matei

miércoles, 4 de julio de 2012

Cinco zanahorias

Centro de trueque (2001)
Debo decir que este comentario me resulta entre melodramático y  kitsch como una mala telenovela, pero a veces la realidad también lo es; con lo que agrego, para colmo, un lugar común.
Leí que en algún pueblo del sur de España, por Andalucía, la crisis está obligando a hacer trueque. Y eso me hizo volver al año 2001 y a una imagen que no consigo ni quiero borrar, con la ambigüedad que esta declaración pueda tener.
Por esa época había conseguido dar un taller literario en una empresa muy importante. Lo que me tenía muy contento porque durante los tres meses que iba a durar el taller había resuelto el problema económico. Al menos, lo básico.
La empresa quedaba a cinco o seis calles de la estación de subterráneo de Federico Lacroze. Y a media cuadra de la estación, sobre la avenida Forest, había un centro de trueque de los que proliferaban por esa época. Como yo pasaba por la mañana temprano, veía la cola de personas que esperaban a que abrieran las puertas. A la vuelta, unas tres horas después, ya no quedaba nadie en la cola. Sólo las veredas muy sucias.
En la cola para entrar había toda clase de gente. Casi siempre de a dos, como si fuera necesario apoyarse en alguien conocido para poder regatear y no sentirse intimidado por el histrionismo que implica y al que, a lo mejor, no se estaba acostumbrado. O simplemente para soportar mejor la vergüenza de exponer la necesidad más extrema.
De toda esa gente que veía al pasar, sólo recuerdo a un muchacho. Como no soy bueno para descubrir la edad de la gente, diría que debía tener más de treinta y menos de cuarenta años. Era muy bajo y estaba correctamente vestido con una remera roja y un pantalón oscuro, negro o azul marino. Y tenía sobre las palmas de las manos, como si se tratara de un animalito o como si estuviera por hacer una ofrenda, cinco zanahorias. Eso debía ser lo que este muchacho tenía para cambiar vaya uno a saber por qué cosa. Vaya uno a saber por qué. Y su imagen se me quedó grabada.

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