El Blog de Emilio Matei

lunes, 9 de julio de 2012

Un mundo esquizofrénico


Darín en Antena3 - España
Todos quisiéramos que los talentosos y los genios jugaran en nuestro equipo. Pero eso no sucede siempre. Si uno crece y madura, lo termina comprendiendo del mismo modo que uno termina comprendiendo que no son los postes de telégrafo los que corren al lado del tren sino el tren el que corre al lado de los postes.
Para mí, Vargas Llosa es el más extraordinario escritor de lo que se llamó el boom latinoamericano. La guerra del fin del mundo es una de las novelas que más disfruté en mi vida y que me produjo más admiración por su autor. Pero por su autor como escritor de novelas y no como persona, que me resulta francamente espantosa.
Qué le vamos a hacer, la vida, la naturaleza, es así. Objetiva, no tiene signo. A veces es positiva y a veces es negativa por más que nos pese.

Entoces hay cualidades de las personas que no están relacionadas por la causa y el efecto de modo alguno. Darín, por ejemplo, es un muy buen actor. Pero eso no dice nada de su orientación  política o de su ética respecto a cualquier otra cuestión. Es un muy buen actor y eso no es poco. Pero yo no puedo olvidar cómo llegó a consolidar su popularidad: en la cama de una señora mayor y reaccionaria hasta el absurdo. Por lo que si alguien dice que es un ingenuo, yo diría que la verdadera ingenuidad es de el que lo dice. O en realidad el que lo dice cree que el fin justifica lo que se debe decir en los medios, aunque sea convertir a la liebre en tortuga. Y aquí quiero aclarar que mi enojo no es con Darín sino con los que lo interpretan.
La muñeca Cristinita
Hace unos días una periodista de Antena 3 de España lo hizo caer al pobre Darín, al ingenuo Darín, con una narración mentirosa y partidaria sobre la presidenta argentina. Previo al comentario dijo, y no puedo ser literal: otra excentricidad de tu presidenta, una más de las que ya nos tiene acostumbrados. Y se largó con la muñequita Cristinita. Muñequita que, en realidad, hace una artesana argentina junto a otros muñequitos de Chávez, Dilma y otros presidentes sudamericanos, y que alguien le regaló en un acto público. El ingenuo Darín dejó pasar ese comentario con una semi aceptación, tan sutil que le permitiría decir que él no aceptó nada y para desmentirlo habría que entrar en una discusión bizantina sobre el significado de la expresión de su cara. Y luego siguió con la muñequita Cristinita con un humor ambiguo que continuó sonándome más a aceptación de lo que decía su interlocutora que a mecanismo de huída para no tener que tomar partido.

Darín no es ningún nabo. Y su supuesta neutralidad al aceptar sin más lo que le estaban diciendo es más que dudosa, falsa. Aquí los verdaderos ingenuos y los nabos, que abundan en todos los campos políticos incluido el oficialismo, se dieron el gusto de justificar la actitud del ingenuo Darín que por su ingenuidad cayó en una trampa. Y sí, en medio de una entrevista es posible que nos hagan comer un garrón. Sobre todo cuando estamos tan poco acostumbrados a las cámaras y a las entrevistas …
Otra vez se trata de hacer una falsa asociación. Ahora le toca al talento y a la inteligencia. O tal vez al talento y a la perspicacia.

¿Pero no era que Darín era la expresión más acabada del porteño rápido, piola, cachero y aprovechador al que nadie lo pasa? Yo hubiera jurado que se desayunaba todos los días con un gallego y mirá vos, una gallega se lo desayunó a él. ¡Pobre gil!

Y siguiendo con esta malintencionada entrevista pero dejando un poco de lado al benemérito Darín, pobre muchacho desorientado y víctima de la perversión de una entrevistadora televisiva, me pregunto por qué alguien en el exterior podría considerar excéntrica a Cristina. Y la única respuesta lógica es que los medios comunican una confusa imagen de los líderes latinoamericanos. Es posible que uno considere histriónico y excéntrico a un Chávez, el líder venezolano, y hasta a Mujica, con su particular modo de hablar y de vivir. Pero a Correa, Lula, Evo, Dilma y Cristina no veo por qué. Son personas que basan su discurso en la lógica y en los conceptos claros y, aunque no carecen de humor, no hacen del humor o de las salidas extemporáneas la base de sus discursos o sus decisiones políticas ni mucho menos.

Creo que el mundo funciona de un modo esquizofrénico respecto a los líderes sudamericanos. Por un lado los consideran disparatados, egocéntricos y autocráticos, y por el otro los respetan y hasta es posible que los teman, lo que se puede ver por la presencia cada vez más importante de Sudamérica en los foros internacionales. Son la mejor expresión de que el sistema económico más difundido en la actualidad, el que apoyan todos ricos y poderosos de este mundo, no funciona. Y eso es malo para sus negocios. Y ya se sabe que en el capitalismo no hay límite para defender los negocios. 

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