El Blog de Emilio Matei

martes, 21 de agosto de 2012

Dejar el euro

En el artículo sobre la posibilidad de dejar el euro, no aclaré algo que me parece fundamental. 
Más allá de la mirada sobre la moneda que imponen los financistas y los medios, la función más importante de la moneda es la de permitir los intercambios locales y no precisamente los internacionales. Si una moneda no es aceptada fuera del país pero sí en su interior, la sociedad puede mantenerse perfectamente en movimiento. Como sucede y sucedió siempre con las monedas locales de la mayor parte de los países. Los productores de alimentos podrán venderlos y usar la moneda ganada, por ejemplo, para pagar al personal, comprar combustibles, pagar alquileres, etc. Y así sucesivamente para todos los actores sociales. Si le queda alguna duda sobre esto, puede intentar comprar comida en Túnez con pesos mexicanos o en México con dinares tunecinos. Sin embargo tanto México como Túnez comercian libremente en el mercado internacional sin mayores complicaciones. ¿O acaso alguna vez la peseta fue aceptada como medio de pago internacional?

Lingotes de oro
En el ámbito internacional, entonces, no se acepta cualquier moneda. Pero si alguien tiene interés en algún producto local o le interesa penetrar económicamente por razones de cualquier tipo, cosa que es muy  probable que haya, es obvio que se encontrará una forma de comercialización aceptable para ambas partes, sea mediante oro, dólares, euros o mediante simple trueque. Recuerdo un caso, por ejemplo, en el que Argentina vendió a Guinea Ecuatorial dos remolcadores a cambio de la explotación de las maderas preciosas de una isla. 
Aún países con conflictos no sólo económicos sino políticos, y a pesar de bloqueos, como es el caso de Cuba, intercambian. Lo hace en dólares como cualquier otro país capitalista, aunque su moneda, una vez más, tenga valor sólo en el interior del País.

Se puede decir que un cambio de moneda puede producir problemas de todo tipo y que llevaría bastante tiempo alcanzar un equilibrio. Esto es muy probable, pero una crisis como la que está viviendo Europa en este momento es posible que dure más de diez años hasta que pueda considerarse solucionada. En el interín, al menos una generación sufrirá daños muy importantes y mucho más trascendentes, como la caída del nivel sanitario, de educación, el aumento de la violencia y la represión, etc., que las complicaciones en el intercambio comercial, que suelen resolverse de manera muy dinámica. Así que los conflictos que pueda producir un cambio de la moneda no serán más que una parte, nunca la más importante, de los reacomodamientos que exigirá la realidad.

Y en realidad, hay que tener en cuenta que las condiciones actuales son las que típicamente, o al menos con mucha aproximación, produjeron guerras en el siglo XX, así que cualquier complicación por debajo de un conflicto armado y que lo sustituya, bienvenida sea.

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