El Blog de Emilio Matei

sábado, 20 de octubre de 2012

Vamos a la guerra II

De acuerdo a Erich Fromm, que transcribo en el artículo Vamos a la guerra I, para conseguir que la gente mate poniendo en juego la propia vida es necesario convencerla de que es atacada y de que está obligada moralmente a defender a los suyos. Estas condiciones se van creando hoy en día en Europa de forma muy evidente. En particular desde dos frentes que muchas veces son sólo uno mismo. El rechazo universal a los inmigrantes, legales y de los otros, y el del Islam, sean los islámicos locales o importados.
Europa, inmersa en una crisis de la que no puede salir, necesita desesperadamente fijar en un chivo emisario adecuado, el culpable de todos sus males.
No parece que el fracaso del nazismo, con su ideología racista, haya servido de experiencia suficiente para muchas personas. Otra vez es el otro, el que vino de afuera así haya vivido entre nosotros durante varias generaciones, el culpable de todos los males.

Anders Breivik
Pero hay unas cuantas diferencias con los medios clásicos para llevar a la gente a la guerra. Ahora disponemos de las redes sociales y de una cultura del individualismo, tal vez acentuada por la influencia del capitalismo norteamericano y de su ideología del self made man, para producir superhéroes, estandartes ideológicos con la capacidad y valentía como para actuar solos en defensa de sus ideas. Los miembros de las derechas pueden masificarse a enorme velocidad y con total impunidad en las redes sociales y al mismo tiempo actuar individualmente con una capacidad letal que no existía a mediados del siglo XX. Como en la acción individual del inspirado Anders Behring Breivik, en Noruega, quien con una extraña lógica, produjo setenta y siete asesinatos de una mayoría de rubios y jóvenes noruegos, necesaria para probar que estamos siendo atacados por los árabes y el Islam.

Las pruebas están a la vista, más allá de los matices ideológicos y de que muchos atentados no coincidan con la teoría general de quién es el enemigo. Desde el atentado a la AMIA en Argentina a las torres gemelas en Nueva York o las explosiones en el underground de Londres y en la estación de Atocha, en Madrid.

Ya están todos los elementos ordenados, listos para enviar a los europeos, crisis mediante como no podía ser de otro modo, a la guerra. Con mayor razón teniendo en cuenta que las guerras, por estos tiempos, se hacen en el país del otro. Pero yo no confiaría tanto en eso. La caja de Pandora ya fue abierta y no hay que olvidar que en su interior sólo quedó la falsa esperanza.

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