El Blog de Emilio Matei

jueves, 26 de septiembre de 2013

Hagan lío pero no mucho, eh

Los alumnos de unas cuantas escuelas secundarias de Buenos Aires, decidieron tomar los colegios en repudio de la medida resuelta por el Gobierno de la Ciudad respecto a eliminar el estudio de la historia en cuarto y quinto año.


Que una toma resulte inaceptable para la derecha, es lo que se puede esperar. Cualquier acto en contra de lo instituido por gobiernos que los representan y a los que respaldan, son inmediatamente repudiados con toda la fuerza que les dan los medios de su propiedad.
Es la actitud que siempre toman frente a las huelgas o los piquetes y cualquier forma que haya tomado en el pasado y que tome en el futuro la expresión del descontento de cualquier capa de la sociedad. Que no sean ellos mismos, por supuesto. Las manifestaciones caceroleras tienen coronita.
Hasta aquí, ninguna novedad.
Lo que preocupa es la posición de progresistas que tienen posiciones más típicamente burguesas, de pequeña burguesía, que de progresistas en sí. Esos que desde los programas de radio y televisión más avanzados, critican la forma, la oportunidad o las características de los movimientos populares que perturban sus viajes en taxi, su espacio profesoral, su tranquilidad sobre qué es lo que está haciendo un hijo o una hija o cualquier otra cosa por el estilo.

Señoras y señores progresistas: Los agredidos suelen reaccionar y lo hacen como pueden o como saben. No siempre como a ustedes les gustaría. Y estén seguros de que sus críticas sirven más para demostrar quiénes son ustedes y qué piensan en el fondo que para ayudar a los que están en la lucha. Tal vez un poco de autoanálisis les evitaría hacer algún papelón.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Apenas cincuenta millones de euros

El 11 de septiembre se encontró en un avión de la compañía Air France, en París, mil trescientos kilos de cocaína pura metida dentro de una treintena de valijas. Un envío de apenas cincuenta millones de euros si se vendía al por mayor.


Este envío es el más grande jamás capturado en la región parisina.
Sólo se me ocurre pensar qué dirían los diarios argentinos si esto hubiera pasado en Buenos Aires en un avión de Aerolíneas.

Reviso la prensa francesa y en ningún lugar leo que ese país no dé para más. Y eso que, impulso belicista, desocupación, violencia de género, discriminación por orientación sexual, crímenes políticos y otras menudencias como esas, están a la orden del día.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Técnicas de interrogatorio mejoradas

Martes diecisiete de septiembre. Dos y media de la tarde. Prendo el televisor y repaso canales de cable. En National Geographic (¿o tal vez Discovery?) están pasando un documental. Se trata de cómo se llegó a localizar y matar a Bin Laden o algún otro jefe de Al Qaeda. El largo trabajo de inteligencia. El diálogo con paquistaníes para entender cómo es el sistema telefónico en ese país. Las búsquedas y discusiones. Y, por fin, la detención de una figura importante. Y entonces, el transporte hacia un lugar secreto donde no rige ningún sistema legal, ni el norteamericano ni la convención de Ginebra. Allí, encapuchado, de rodillas, espera el detenido a ser interrogado.

Cuántos eufemismos se inventan para disimular la palabra tortura. Cuántas justificaciones, cuánta necesidad. ¿No se trata acaso también de los derechos humanos de las víctimas de estos terroristas fundamentalistas? Acá, los campeones del sincronismo descubren el diacronismo y dicen que lo que cuenta es el tiempo y que no hay tiempo disponible para discusiones retóricas.

Ahora, entonces, son técnicas de interrogatorio mejoradas.

Le sacan la capucha de un manotazo y le ponen una bolsa de plástico sobre la cabeza. El hombre se ahoga mientras el locutor dice que se lo está sometiendo al llamado submarino seco. Primer plano de la cara del torturado que se ahoga. No soporto la imagen, desvío la vista, pero sigo oyendo al locutor. El locutor dice que no hay información precisa de cuánto costó hacer hablar al prisionero. Algunos dicen que habló enseguida, que no dio mucho trabajo. Otros dicen que lo tuvieron que someter a ochenta y una sesiones de submarino seco antes de que hablara. Apago el televisor.

Ya no sólo se dan programas donde se califican armas terribles, se las arregla y modifica, se las usa y se las prueba. Ahora también hay programas en los que se evalúan aparatos de tortura medievales con amplias descripciones de qué sucede al cuerpo humano sometido a esas torturas. Huesos rotos, músculos rotos, órganos internos destrozados.

Y todo bajo el paraguas de interés general, cultura, educación y ciencia, en los canales que se consideran educativos: History Channel, Discovery Channel y National Geographic.

Martes diecisiete de septiembre. Dos y media de la tarde. Cualquier chico enfermo, mientras los padres están ocupados en sus trabajos, podría estar viendo cómo se tortura a alguien, perdón, cómo se somete a alguien a técnicas de interrogatorio mejoradas.


¿Nadie del AFSCA o de cualquier institución de protección a la infancia se hace cargo de esto?

lunes, 16 de septiembre de 2013

Siria, lo inevitable

Sigo pensando que la invasión a Siria es inevitable. Lo digo después de ver un extenso programa dedicado a la crisis humanitaria en CNN en español.

Refugiados sirios en el Líbano
El programa recorre los campos de refugiados de Turquía, Irak, Líbano y otros lugares con fronteras con Siria. Se deja bien en claro que el número de refugiados es aproximadamente equivalente a la población de Polonia. Lo que hace imposible que no se desestabilice la región. Los refugiados son niños, maestros, mujeres y jóvenes que van y vienen entre la guerra, los estudios y el reencuentro con sus familias. Las condiciones de esa gente son deplorables, por más esfuerzo que hagan las organizaciones internacionales que suelen ser atacadas, en sus caravanas que llevan remedios y alimentos, por fuerzas tanto leales a Assad como rebeldes.

Contra lo que se hace cuando se trata de mostrar las guerras que lleva a cabo el imperio, donde la sangre no existe y los muertos se deben de enterrar solos porque no se ve ni uno, en este caso si hay un regodeo en mostrar muertos, heridos y mutilados. A veces apenas velados en una falsa discreción que no oculta nada.
Se muestran niños quemados por NAPALM, ese invento perfeccionado por un sargento en la guerra de Vietnam, y cuyo uso ahora constituye poco menos que un crimen de lesa humanidad. Ahora, ya que parece que antes no. Lo mismo con respecto al uso de bombas de fósforo que producen heridas espeluznantes por lo horribles y dolorosas y  a los gases tóxicos y otras armas químicas, que de seguro no inventaron ni fabricaron los sirios.

El programa de CNN en español parece apuntar a la población norteamericana y a nadie más que a ella, en una búsqueda de consenso interno, consenso que hasta el momento no existe. La preocupación es de tipo electoralista, sin lugar a dudas. En el plano internacional sólo se trata de negociar. Pero en el nivel interno, los votos son los que cuentan.

¿Quién se resiste a una niñita preadolescente contando como murieron sus hermanitos en un bombardeo de no se sabe quién? ¿Cómo permanecer prescindente ante una madre que perdió al marido y a sus hijos en el mismo cañoneo? Hay que conseguir que el profundo humanismo de la sociedad norteamericana exija, demande, ruegue incluso de ser necesario, que se intervenga en ese lugar donde mueren tanto inocentes: ¡Detengan la masacre ya! ¡Bombardeen de una vez por el amor de Dios!

viernes, 13 de septiembre de 2013

Cuál es la diferencia

¿Déjà vu en Siria?

La invasión a un país consigue desde un principio destruir todos los pactos sociales que permiten vivir en una comunidad. El estado de terror generalizado ante la agresión y el establecimiento de nuevas prioridades deja inermes a la mayor parte de las personas. La invasión permite que aparezcan en primer plano las peores perversiones que el sistema social consigue mantener bajo control. Los violadores, ladrones, asesinos, vengadores y todo tipo de sociópatas y psicópatas, quedan libres para ejercer sus deseos más íntimos, limitados apenas por la oportunidad o por la existencia de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con alguien que quiera defender algo. Por lo que poco pueden hacer las mujeres, los viejos y los niños, o las personas poco propensas al ejercicio de la violencia, aún si son atacadas, así como las propiedades defendidas sólo por el conjunto de la sociedad, como pueden ser las reliquias en un museo.

Un argumento que leí es que la mayor parte de las cajas que contenían objetos preciosos en el museo de Irak, fueron abiertas sin ser destruidas, lo que implica que el que las violó tenía las llaves de cerraduras y candados. Y las llaves las tenían, es obvio, iraquíes. Personal del mismo museo que se dedicó a robarlas, con toda seguridad.

En consecuencia, las autoridades norteamericanas consideraron que los robos fueron, sacando algunos casos aislados que se castigarían oportunamente, culpa de los iraquíes y no la de ellos, que sólo destruyeron una sociedad.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma

Hablar por boca de ganso

Kirshnamurti
Hablar por boca de ganso quiere decir que uno se hace eco de lo que me dijeron sin otra prueba ni verificación sobre la calidad del mensaje.
Pero el me dijeron podría no sólo corresponder a una cuestión coloquial sino, también, a una declaración por escrito o por cualquier otro medio de alguien que suponemos suficiente garantía de la calidad del mensaje(*).
Muchas veces la confiabilidad del emisor tiene que ver con las creencias o la ideología del que lo transmite(**). Es claro que las frases célebres de grandes autores suelen tener que ser entendidas en un contexto ideológico o social.

Me gustaría tomar la frase de Kirshnamurti, aparentemente tan cargada de sentido, que suele aparecer con recurrencia en las redes sociales: No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma.
La idea del sicoanálisis es que es imposible estar bien adaptado a una sociedad enferma, y como desde esa perspectiva no es posible imaginar una sociedad que no lo esté, al menos por la necesidad de represión que acompaña a la vida en sociedad, la enfermedad sicológica sería parte de la vida. A lo sumo más allá de lo necesario, como dice Marcuse en Eros y Civilización, para una sociedad particularmente represiva como suele ser la nuestra. Como sea, entonces, nadie zafa de la neurosis que muchas veces nos lleva al límite de una vida vivible, y que es objeto de estudios e interpretaciones.
La frase de Kirshnamurti es, por lo contrario, una declaración que suena bien pero que tiene una serie de implicaciones que no se tienen en cuenta. En principio, qué es no estar bien adaptado.
Freud
El encanto profesional de Kirshnamurti queda en evidencia si tratamos de ver qué es lo que dice en concreto para uno mismo esa frase. Y lo que se puede deducir es que todos podríamos justificar nuestras inadaptaciones en ese entorno. Y aún más, ser un inadaptado sería un signo de salud. Claro que en esta idea, que es fácil de compartir si se trata de la capacidad de transgresión social de un artista, no lo será tan fácil si hablamos de un asesino o de un torturador.

En síntesis, decir que todos estamos enfermos, como dice el sicoanálisis, es poco simpático y nos produce una reacción casi siempre negativa, decir que nuestra enfermedad nos hace más sanos, fuera del absurdo lógico subyacente y del indudable sentido poético, dice casi lo mismo, pero tiene mejor marketing.

(*) Los que ven fenómenos paranormales o platos voladores, suelen decir que lo hicieron en compañía de alguien importante, según lo que su clase social defina como tal. Un ingeniero, un doctor o el dueño de una empresa, muchas veces es suficiente para dar credibilidad.

(**) Lo que casi siempre degrada ese mensaje para los que no piensan o creen lo mismo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Sexo, violencia y Rock and Roll

—Dime, Johnny, ¿hoy estás para la zoofilia? ¿Llamo a Bobby?
—No lo se, Dolly, estoy con la cabeza en otra cosa. Estos muchachos rebeldes sirios me tienen loco. Tienen tan poca moral.
—Pero yo estoy caliente.
—Tú siempre estás caliente, Dolly.
—¿Y si voy al baño un rato y después nos dedicamos a la coprofagia?
—No, te dije que entre los de Al Qaeda y los leales a Bashar Al Assad no sé con cual quedarme y eso me la deja por el suelo.
—Johnny, ¿estás envejeciendo?
—Tienes sobradas pruebas de que eso no es cierto, ¿te acuerdas ayer lo que hicimos con el niñito down? ¿Nuestro día nacional de la pedofilia? ¿Te parece que eso lo hace cualquiera?
—No, es verdad, pero era un down gay.
—Y para colmo ese negrito. No hay caso, la gente elige cualquier cosa para la Casa Blanca.
­—Bueno, pero este se porta bastante bien. ¡Tengo LSD! Qué dirías de un poco de sexo sesentezco.
—Lo que tengo son unas buenas fotos de un asesinato a mansalva de soldados, las podemos publicar. Y con lo de los gases del otro día. Qué te parece si intervenimos con la excusa de que hay que poner orden, de que si no lo hacemos todo está perdido para Siria.
—Puede ser, así terminamos de una vez. Y yo llamo a Rosmary. Me encanta el trío con una mujer de ochenta y siete y sin dientes.
—Ok, ve a buscarla y yo pego una lamidita al morocho, digo, llamadita.

martes, 3 de septiembre de 2013

Policiales inglesas, ¿espejo que refleja un pasado mejor?

Hasta los años setenta, los ingleses reflejaban la nostalgia del Imperio. Un tiempo en el que en cada familia decente debía haber al menos algún militar que hubiera estado en la India. El anciano oficial, rígido y mostachudo, que pasaba los últimos días de su vida en una pensión británica, fue un personaje tanto principal como secundario en infinidad de películas, obras de teatro y, por supuesto, novelas. Hasta el pasado, probablemente oscuro del militar, era parte de su encanto.
Margaret Thatcher
Hoy en día, si uno bucea en las series policiales inglesas, verá que la nostalgia se desplazó a los años ‘60s y ‘70s, cuando no saltan directamente a principio del siglo XX como en Miss Fisher’s Murder Mysteries, que transcurre en los ‘20s y algunas versiones de Miss Marple, de Agatha Cristie, entre los treinta y los cuarenta, del mismo modo que el inspector Poirot.
Margaret Thatcher, que llegó al gobierno en 1979, liquidando al Estado de Bienestar, creó un punto de inflexión también en este género.

Muchas veces se dijo que en Latinoamérica era imposible creer un policial de misterio porque la realidad era que la policía, de tener la mínima sospecha, actuaría con tal grado de violencia que el torturado declararía lo que el policía quisiera. Por lo que nadie creería en un policía local siguiendo una investigación basada en inteligentes y correctos interrogatorios. El policial sería, entonces, hijo de los derechos humanos, del principio de inocencia. ¿Será que Inglaterra se está subdesarrollando al menos desde el punto de vista moral?
Inspector Gently
No sé que porcentaje de las series policiales se ubican temporalmente entre los ‘60s y ‘70s, pero son muchas. Sea porque se trata de una brigada especializada en casos antiguos, porque alguien mediante una misteriosa movida de ciencia ficción termina como policía en el año ’64 en el que, es curioso, ve que hay una mayor violencia (?) y menor respeto por los derechos del detenido, o simplemente porque ya no quedan cincuentones honestos con un paso por la milicia que los dignifique, como fue durante la segunda guerra, ya que las guerras que vinieron después, Malvinas, Irak, Afganistán, resultan más bien vergonzantes.

New Tricks, Inpector Gently, Endeavour: El Joven Morse, y otras más, son ejemplos de este extraño desplazamiento.

Eso sí, la mayor parte de las series inglesas son muy buenas y con actuaciones, aún en los papeles secundarios, de primera. La cultura británica tiene, sin lugar a dudas, mucho para dar todavía. Aunque no parece que estén por aparecer expresiones tan trascendentes como la minifalda de Mary Quant o los Beatles, a la vuelta de cualquier esquina. Pero nunca se sabe.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Facebook, la guerra de las buenas conciencias y la mediocridad I

Cada cual hace de su Facebook un florero y lo riega cuando quiere (*).
O más bien lo llena de lo que considera bellas florecillas. Florecillas que lo representan.

Un canto a la mediocridad, y a la modernidad. La Biblia pasó de moda, el I Ching queda para los esotéricos, mejor usar Mafalda. Lo que sería bueno es poner la referencia, como hacen los expertos en la Biblia. Poner, por ejemplo, después de un comentario sobre la bomba atómica en un festejo del 6 de agosto: Mafalda 7, página 42. Eso le daría al comentario un no sé qué, un, qué se yo, algo tan...tan...tan... ¡Un tantán! Como decía Ives Montand en un tema que no recuerdo. Pobre Mafalda, diosa de la modernidad progresista y comprometida de cuyo altar ni yo mismo puedo huir.

De los perritos y gatitos, ya hablé hace un tiempo. Qué más puedo agregar a esta expresión de sensibilidad femenina. Tal vez el comentario de Norman Mailer, en Canibales y Cristianos, cuando dice: la sensiblería es la forma de mostrar sentimientos de los que no los tienen. Aunque tal vez Norman Mailer no sea el mejor referente dado su fama de misógino.

También están los que ayudan a encontrar niños perdidos sin tener la menor idea de quiénes son ni los niños, ni los padres, ni la organización que los busca. Si yo fuera un pedófilo o un tratante de blancas, nombre eufónico y descriptivo casi abandonado para los traficantes de personas (¿por su incorrección?), pondría mis avisos disfrazados de emotivas búsquedas. Publicidad viral, que le dicen.
Además, no hay que olvidar que asociados a los amantes de los niños, bendita sea la polisemia, no hay como organizar una buena cacería al pedófilo con el linchamiento ejemplificador correspondiente. Ejercicio de buena conciencia que se apoya en las redes sociales y que supera en eficiencia a cualquier sistema legal.

Por último, y por ahora “last but not least”, los Gurúes aficionados. Esas personas bienintencionadas que muchas veces ni siquiera saben que trabajan de Gurúes, "beati loro!". (Que en italiano no quiere decir que un loro sea santo sino, “¡feliz de ellos!”)
Son los que todos los días, o cuando se les da la gana, hacen una lista de lo que nadie en su sano juicio debe perderse si es, como mínimo, una persona políticamente correcta con una sensibilidad exquisita similar a la de uno y con un gran corazón inclinado a la bondad. Entonces llenamos nuestros Facebook de lo que alguien considera que no nos debemos perder en el mundo de la cocina, del arte, de las predicciones astrológicas, de los boliches de moda, de la tienda de un amigo que vende corbatas con bailarinas hawaianas impresas, de la banda del hijo adolescente de la prima, ¡de la cultura! y sigue el listado de un montón de otras cosas que nunca suman el espíritu crítico.

Por hoy, termino con la lista de boludeces de Facebook.
Hay gente que me propone que si no me gusta lo que sube, que los borre, que los haga desaparecer de mi prestigiosa cuenta de FB. Pero tengo un problema, le temo a la soledad. Y además, ¿por qué lo haría si los quiero igual?

Releo lo que escribí y recuerdo a un amigo que me decía que con esta clase de comentarios no iba a coger nunca. Y mi triste respuesta es que no me hizo falta hacer comentarios para que eso sucediera, ¡voto a Capusotto!
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(*) Ingenioso juego de palabras sobre un dicho argentino que me veo obligado a aclarar aquí, ya que este blog es leído por gente de muchos países. El dicho original, un tanto delirante, dice: “Cada cual hace de su culo un florero y lo riega cuando quiere.” Se refiere al derecho que tiene cada individuo a disfrutar de su sexualidad como más le plazca. Amén.