El Blog de Emilio Matei

lunes, 16 de septiembre de 2013

Siria, lo inevitable

Sigo pensando que la invasión a Siria es inevitable. Lo digo después de ver un extenso programa dedicado a la crisis humanitaria en CNN en español.

Refugiados sirios en el Líbano
El programa recorre los campos de refugiados de Turquía, Irak, Líbano y otros lugares con fronteras con Siria. Se deja bien en claro que el número de refugiados es aproximadamente equivalente a la población de Polonia. Lo que hace imposible que no se desestabilice la región. Los refugiados son niños, maestros, mujeres y jóvenes que van y vienen entre la guerra, los estudios y el reencuentro con sus familias. Las condiciones de esa gente son deplorables, por más esfuerzo que hagan las organizaciones internacionales que suelen ser atacadas, en sus caravanas que llevan remedios y alimentos, por fuerzas tanto leales a Assad como rebeldes.

Contra lo que se hace cuando se trata de mostrar las guerras que lleva a cabo el imperio, donde la sangre no existe y los muertos se deben de enterrar solos porque no se ve ni uno, en este caso si hay un regodeo en mostrar muertos, heridos y mutilados. A veces apenas velados en una falsa discreción que no oculta nada.
Se muestran niños quemados por NAPALM, ese invento perfeccionado por un sargento en la guerra de Vietnam, y cuyo uso ahora constituye poco menos que un crimen de lesa humanidad. Ahora, ya que parece que antes no. Lo mismo con respecto al uso de bombas de fósforo que producen heridas espeluznantes por lo horribles y dolorosas y  a los gases tóxicos y otras armas químicas, que de seguro no inventaron ni fabricaron los sirios.

El programa de CNN en español parece apuntar a la población norteamericana y a nadie más que a ella, en una búsqueda de consenso interno, consenso que hasta el momento no existe. La preocupación es de tipo electoralista, sin lugar a dudas. En el plano internacional sólo se trata de negociar. Pero en el nivel interno, los votos son los que cuentan.

¿Quién se resiste a una niñita preadolescente contando como murieron sus hermanitos en un bombardeo de no se sabe quién? ¿Cómo permanecer prescindente ante una madre que perdió al marido y a sus hijos en el mismo cañoneo? Hay que conseguir que el profundo humanismo de la sociedad norteamericana exija, demande, ruegue incluso de ser necesario, que se intervenga en ese lugar donde mueren tanto inocentes: ¡Detengan la masacre ya! ¡Bombardeen de una vez por el amor de Dios!

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