El Blog de Emilio Matei

martes, 2 de febrero de 2016

Aumento de tarifas eléctricas

La educación debe ser gratuita, también la medicina. La electricidad, sin embargo, puede ser subvencionada o no, gratuita jamás. Y si la subvención es importante parece que es exagerada. Lo mismo pasa con el uso de las rutas. Quien la usa la debe pagar, dicen. Lo mismo que dijeron con el fútbol, el que quiera verlo que pague, afirmando que eso era lo más democrático.
La discusión que subyace es qué debe hacer el Estado con el dinero que recibe, en relación a la población.

En el neoliberalismo el Estado actúa por medio de sus gerentes como una empresa que tiene como clientes a los ciudadanos. En tal caso, es obvio que los servicios que el Estado presta, pagos o gratuitos, deben tender a una acumulación de riquezas a favor del Estado. Lo que no queda tan claro, o más bien es ocultado cuidadosamente, es quiénes se benefician con las ganancias que hace el Estado, esas riquezas acumuladas, ya que deberían ser, en este razonamiento, los mismos ciudadanos.

El buen vivir, como en el caso de los tratamientos médicos, no debería hacer diferencias entre las personas. Del mismo modo, lo que el Estado devuelve a cada ciudadano, digamos, a cada propietario de un pedazo del país por el solo hecho de su nacionalidad, tampoco debería ser distinto. La condición de ciudadano del país no tendría que diferenciar por ninguna condición a unos de la otros. No importa la religión, el estado civil, la fortuna, etc., etc., etc.
La realidad es muy distinta. La realidad es que hay pocos que se benefician de las utilidades que hace el Estado. En este esquema de privilegios en el que vivimos, somos estafados por cada costo que nos implica la condición de ciudadano y que no obtiene la reciprocidad que corresponde.
Volviendo al punto que nos importa: no hay nada equivocado en cobrar la electricidad mucho menos de los que vale generarla como no lo habría tampoco si fuera gratuita. El uso de la energía eléctrica tiene que ser, o tender a ser, un derecho humano equivalente al de la libre circulación.


En este comentario apunto a los que poniendo la mejor cara de ecuanimidad dicen en buena fe, o no tanto: la verdad es que el subsidio que daban a la electricidad era exagerado. Otra vez haciéndose eco del famoso discurso dominante.

Nota: Sé que se me puede decir que los ricos recibirían, en el caso de la electricidad gratuita o subvencionada, un beneficio que pueden pagar y que no necesitan, eso es indudable,  Pero puedo asegurar que tienen privilegios mucho mayores que ese y mucho más injustos.